LA PLANTA DESTACADA – Pitósporo

Hoy en la sección de LA PLANTA DESTACADA hablaremos del pitósporo (Pittosporum tobira L. f.), un arbusto o árbol muy ramificado de hasta 6 m de altura, de hojas perennes, coriáceas, a menudo espatuladas, de color verde oscuro reluciente por el anverso. Sus flores son pentámeras, blancas o amarillentas, y los frutos redondeados, leñosos, que se abren en tres valvas dejando a cuerpo descubierto unas semillas rojizas muy atractivas para los pájaros. El pitósporo es originario del Este de Asia, en el sudeste de Corea, sur del Japón, Taiwán y el este de China. Puedes consultar su ficha aquí.

Frutos, algunos abiertos mostrando las semillas rojizas, en Colera (Girona) (Foto: Jose Padulles, red de voluntarios).

Se cultiva como arbusto o árbol ornamental en jardines urbanos o particulares o para hacer vallas vivas y medianas de carretera dado que es muy resistente, de bajo mantenimiento y siempre con un denso follaje verde. Se introdujo en Europa en 1804 en los jardines de Londres y lleva en la península Ibérica desde finales del siglo XIX. Su larga convivencia con el hombre, de más de dos siglos, hace que resulte sorprendente para muchos que esta planta sea una especie introducida.

Crece en varios tipos de ambientes, desde zonas más bien sombrías y húmedas hasta otras con mucha exposición solar y baja disponibilidad hídrica. Su tolerancia a cierto grado de salinidad hace que se distribuya mucho en zonas litorales, a menudo en lugares de influencia antrópica. Se puede encontrar en pinares alterados o cerca de zonas habitadas o de influencia humanaocasional –individuos aislados o muy dispersos–, naturalizado o con comportamiento invasor.

Pitósporo en hàbitat de  a l’hàbitat de acantilados mediterráneos, en Calonge (Girona) (Foto: C. Gómez-Bellver)

Esta especie no está incluida en el Catálogo Español de Especies Invasoras a nivel peninsular (solo se considera como tal en las Islas Baleares). A pesar de esto presenta un comportamiento claramente invasor sobre todo en la zona litoral de Cataluña. De hecho, en la Costa Brava es una de las cinco especies más observadas por la Red de Observadores LIFE medCLIFFS (417 observaciones).

Observaciones de pistósporo registradas por la Red de Observadores y la Red de Voluntarios LIFE medCLIFFS.

Tiene una gran capacidad de crecimiento y de propagación, en este caso especialmente debido a los pájaros frugívoros que consumen las semillas y las dispersan a cierta distancia. Esto explica que se encuentre de forma muy frecuente tanto a los acantilados litorales como en zonas de matorrales o de pinares próximos donde puede formar parte importante de la vegetación de sotobosque o incluso parte del arbolado.

La Escala (Girona), en el camino de ronda. (Foto: C. Gómez-Bellver).

A raíz de las observaciones durante la fase preparatoria del proyecto LIFE medCLIFFS y las de los voluntarios que participan, ya comprobamos que es una especie frecuente en muchos tramos del camino de ronda. De hecho, se conocen algunas acciones de participación ciudadana de remoción del pitósporo en Cataluña, incluida la Costa Brava. También se publicó hace dos años un artículo donde se explica el seguimiento del pitósporo en el Delta del Llobregat llegando a la conclusión de que se trata de una especie muy invasora que crea un grave perjuicio a la flora nativa y a los hábitats naturales y seminaturales (Açaí et al., 2022). Esta especie también se encuentra naturalizada en el mismo hábitat de acantilados mediterráneos más al sur de Cataluña.

Pitósporo en la Ametlla de Mar (Tarragona). También hábitat HIC1240 pero en el litoral tarraconense (Foto: C. Gómez-Bellver).

En definitiva, hay que considerar el pitósporo como una especie invasora que, a pesar de que fue introducida hace mucho en nuestro entorno, todavía se encuentra en expansión. Esta consideración no exime que sea un arbusto o árbol muy atractivo por el follaje y que proporcione sombra, pero hay que estar alerta de que continúe aumentando su área de distribución en el territorio, especialmente en espacios naturales.

Texto: Carlos Gómez-Bellver.